En abril, nuevamente, me di la oportunidad de regresar a terapia. Estaba atravesando otra crisis existencial y sabía que no podía sola, por lo que busqué ayuda.
Lo duro es que, después de un par de sesiones, me di cuenta de lo mucho que me juzgué y señalé ante un único evento donde siempre creí que "me había equivocado". Pero haciendo un análisis exhaustivo de las armas y herramientas que en ese momento tenía, me di cuenta que no pude haber tomado otra decisión y me juzgué y flagelé fuerte y duramente ante la única decisión que pude tomar.
Me perdono. Me perdono por la ingenuidad de mi lealtad. Me perdono por hacer lo que tuve y pude hacer. Me perdono por creer equivocarme y me perdono por que aún retrocediendo el tiempo, creo que volvería a tomar la misma decisión. Me perdono por mis aciertos y mis desaciertos. Y, también, te pido perdón.
Y sigo... En mi encuentro, sigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario!