martes, 24 de julio de 2012

- Los tiempos libres y las alas rotas -

La estupidez y la nostalgia se acechan una mañana, una combinación crucial para los cuentos de hadas, los tiempos libres y las alas rotas.

Pero quién quiere volar, cuando volar te lleva a la cima más alta de aquella montaña. Sí, aquella montaña donde los niños tocan flauta, los árboles florecen y las aves resplandecen.

“¿Qué les sirvo?” –un desayuno típico con salsa, un omelette, un café americano con leche y un capuchino….se nos olvidó incluir….que el café no esté quemado y ¿la salsa?

¿Acaso brotó una sonrisa de tu rostro? Un tema absurdo para una escritura incompleta.

Pero qué escribir cuando lo único que haces es sentir. Recordar el roce de tus dedos entre mi pierna, un cosquilleo que reboza en la entrepierna, tu mirada sutil escondiendo un deseo inexplicable de besarme, besarte, un latido que sale desde mi garganta y una sonrisa que me recuerda que debo respirar.

“Respira” me digo, qué tanto pensará; qué importa lo que piense, qué pienso yo. Diablos, por qué me sudan las manos, por qué no me alejo. “Respira”, ¡Basta! ¿Qué pasa? Mi corazón no late, ¿aún sigo vivo?

Tu boca roza mi cuello y una sensación se apodera de mi cuerpo. Imposible, no lo puedo controlar, lo mejor será que me deje llevar. Sentir el deseo, no solo de tenerte cerca, de sentirte cerca, de ser libre. ¿Y la tímidez? Creo que la timidez se quedó en el cuento anterior, ahora solo quiero aprovechar el momento, dejarme llevar. Sentir.

“Ya es hora”, hora de qué…¡No, no quiero! No me despierten de este sueño, acaso no entienden que extendí mis alas y volé. Pero no puedo decirte adiós solo así, ¿cómo? No quiero. Cerré los ojos, te besé. Te sentí. Te dije adiós. Te fuiste. volví.

- Las jaulas de oro -

Hay sueños que solo existen en tu cabeza.  Historias que te creas y quisieras se volvieran realidad.  Amores que nunca olvidas; profesiones ...