Hace unos meses, tuve una plática con un amigo que llenó un vacío de mi pensamiento. HAZLO.
Dejamos de hacer lo que nos gusta porque nos excusamos en el tiempo, nos volvemos víctimas de nuestro propio ser y deshacemos lo que nos gusta hacer. Siempre las excusas nos siguen e ignoramos el verdadero llamado, el llamado para ser feliz.
Y esto, nos pasa con todo y a todos. En algún momento de nuestras vidas, dejamos de ser por intentar hacer otras cosas que no nos gustan tanto o que no disfrutamos tanto, todo por la necesidad que tenemos de cubrir otras prioridades “materiales” que no satisfacen plenamente nuestro ser. Y, luego, volteamos a ver al compañero y nos damos cuenta que sus necesidades “materiales” se están dando en las cosas que él está disfrutando hacer y nos preguntamos “ajá, y yo ¿qué?” y sentimos un tipo de envidia que creemos que “es de la buena”, pero no es así. Nos estamos engañando a nosotros mismos y nos estamos enganchando con situaciones que NO nos gustan.
Pues yo decidí hacer un cambio. De ahora en adelante, dedicaré un poco de mi vástago tiempo para disfrutar más las cosas que me gustan hacer: compartir con mis amigos, disfrutar de la naturaleza, tomar fotos, leer mis libros cursis y escribir mis pensamientos. Tomar un lapicero cada mañana y escribir mi sueño de la noche anterior. Llorar con cada programa que lo amerite y no dejarme el nudo en la garganta. Sentirme libre cada día y regresar a casa dispuesta a dar mi mejor sonrisa y mi mejor caricia. A no vivir pensando en el mañana, sino en todo lo que voy a hacer HOY! A sentirme y ser simplemente feliz para que los que me rodean traten de sentirse igual. Voy a iniciar una cadena de sonrisas y me rodearé de buenas vibras. Visitaré a mis viejitos…mis viejitos de cabecitas de algodón…marcaré cada uno de mis pasos con fe y fuerza para que mis huellas queden marcadas, esperemos, por siempre!
¿Harás tú tu cambio?
