domingo, 31 de octubre de 2010

- El disfraz -

Hoy, el disfraz está permitido. Hoy, puedes colocarte la máscara en el rostro y ocultar la mirada. Sólo por hoy, puedes ser y no aparentar. Claro, hoy, está permitido.

Hoy, podrás jugar a ser vampiro. Ser ese chico malo que después de dar un beso, muerde el cuello. O puedes ser esa colegiala que, con su falda corta y pequeñas colas en el pelo, pretende regresar a esa etapa sin responsabilidad. También puedes ser prostituta, mostrar el cuerpo y sentirte sexy para llamar la atención. O ser ese payaso que prefiere mostrar la sonrisa y ocultar las lágrimas que lleva dentro. Existe también el disfraz de bruja mala, esa que es envidiosa y no le parece nada. O la de la brujita simpática, que con apachar el ojo, te encanta. O quizás quieras ser fantasma, ése que simplemente quiere desaparecer.

Vamos, cuéntame ¿qué quieres ser?
¿Y mañana?

Mañana, seguirás siendo el mismo chico sonriente que lleva lágrimas en el corazón. Ése que quiere desaparecer o ésa que quiere encantar; la mala y envidiosa, esa que quiere divertirse sin responsabilidad o sentirse sexy para los demás. Serás quien oculte su verdadero ser, su verdadero sentir. Quien clava el puñal.

Mañana, ocultarás nuevamente la mirada, pero la máscara estará. Estará colocada, pero no en tu rostro, en tu corazón. Estará oculta sin razón.
¿Y si aprovechas hoy para desechar ese disfraz?

¿trato o truco? Tú decides.


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