Mi llanto calla tranquilo, bajo la luna llena, queriendo darse cuenta, que cae sin sentido. El dolor se asoma y toca a la puerta, pero no suena...no quiere entrar, pero espera, calmado y con paciencia.
Quiero gritar. Mi alma clama las ganas de hacerlo, pegar un grito y subir al cielo. Morir en el intento. Duele.
Duele...el silencio. El resplandor del cielo. Cada gota de lluvia, cayendo de una en una hasta formar una laguna. Así es el llanto que llevo dentro, así de profundo y así de lento.
Y como el eco en una caverna, así se escucha mi grito, el grito de auxilio que pido para no subir al cielo.
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