En la noche oscura, pero cálida y ardiente, rozo tu pecho sudoroso; tu piel tersa, fría, desnuda. Tus manos recorren mi cabello, mi rostro, lo toman, lo doman...tu mirada me cautiva, me domina. Tus dedos en mis labios y el sabor de tu sudor, dulce y salado.
Tomas mi cabello, me enciendes. Lento y apasionado, besas mis labios mi cuello, lo lames, me seduces. Te deseo.
Tus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, tomas mis pechos, los aprietas, los seduces, los muerdes. Mi corazón se acelera. El calor sube. Dejo que me tomes, no hay más qué hacer, caí. Tu mirada sigue dominante y tu cuerpo, penetrante.
Subes tus brazos, te quito la camisa y siento tu pecho, lo beso. Tu espalda, me mata. La recorro con mis uñas y quisiera enterrarlas, tu piel suda y eso, me mata.
Desabrocho tu cincho. Desabotono tu pantalón. Qué rico se siente el bulto en mi mentón. Te acaricio. Te lamo. Te muerdo. Te miro. Te deseo. Me degusto saboreando la humedad que vas sacando.
Dispuesto a poseerme, me tomas, me besas y me avientas. Levantas mi falda y me ves. Me posees con la mirada y accedo a ser tuya. Me tocas con tus dedos y sientes mi humedad, la degustas, te gusta. Me lames, me posees con tu lengua y gimo, me gusta, me enciendes, me ardes de pasión. Tómame, domíname, hazme tuya, lo soy.
Te levantas, me besas. Me penetras. Arrancas mi blusa, me quitas el brassiere y nos revolcamos locamente en una noche de placer.
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