- Las jaulas de oro -

Hay sueños que solo existen en tu cabeza.  Historias que te creas y quisieras se volvieran realidad.  Amores que nunca olvidas; profesiones que nunca ejerces; viajes que no realizas.  

Vives enclaustrado en una vida "soñada" que te roba tu libertad, te corta las alas y, lentamente, te asfixia. Apaga tu luz. Y si te preguntas:

¿Cómo salgo de esto? 

¿Dónde encuentro el valor y la fuerza que necesito para recuperar mis alas, volar y respirar? qué respuesta te darías.

Mientras tanto, viviendo en el sueño y el anhelo de una vida diferente, libre, colorida y cálida, mientras encuentro el valor de volverla realidad.

- Sueños húmedos -

Como cada mañana, tus brazos me rodean, tu boca besa mi espalda y tus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, comenzando por mis pechos, mi espalda, mi cintura, mi cadera.

Es imposible no ponerme en posición, no arquear mi espalda desnuda si mi cuerpo te desea, mis labios se estremecen y los otros, palpitan.

Pero esta vez, tú, tú no corres prisa. Tú me acaricias con los dedos mientras vas besando lentamente mi cuerpo, sin presión, respirando sobre cada uno de mis poros enchinados de frío y calor. 

Sonrío. Y dirijo mi mano queriendo alcanzar ese trozo de carne que estremece mi ser. Lo encuentro, está listo. Tan listo y deseoso como mis labios húmedos. Listo para dejarse sentir. Tan duro y firme. Pero sin prisa. Él no tiene prisa. Él no quiere coger aún. 

Quiere sentirme, tocarme, estremecerme. Él no quiere poseerme. Me desconcierta. Volteo un poco y con una sonrisa entre los labios y colocando el dedo índice en su boca, me dice shhh. 

Me convence en esperar y presto atención a cada uno de sus movimientos. La posición de su cuerpo, de sus brazos, de sus manos, sus dedos, acariciándome lenta y suavemente, bajando hacia mis labios, jugando con mi humedad. Gimo de nerviosismo y placer mientra él me recorre en la intimidad. 

Se acerca e introduce lentamente su pene en mi vagina, rodéandome con sus brazos, juntando cuerpo con cuerpo, besando mi cuello y sintiendo ese frénesi de escalofrío que pocos se permiten sentir en un acto tan sensual. 

De pronto, abro los ojos a la realidad de un día más....un día más en el que no estás. Y despierto sola, sola con mi humedad...

- Reconociendo y aceptando el amor -

 ¿Y cómo reconocer el amor? 

A veces, es tan difícil reconocer las emociones y estas se muestran tan diferentes en muchos aspectos.  Tratamos de ocultarlas, de enmascararlas.  Y, al final, cuando logramos reconocerlas nos da tanto miedo aceptarlas y hacerlas nuestras, que preferimos ignorarlas y, tal cual garabatos dibujados por niños, creamos historias de los peores escenarios que nos ayudarán a "soportar" los sentimientos más fuertes que podamos llegar a sentir.

Y es así, precisamente, como el garabato de un niño que comienza a tomar forma y color, con paciencia, ternura, guianza y amor.  Cuando al fin sueltas ese miedo a ser juzgado, señalado.  Cuando dejas de sentirte ofuscado, temeroso, frustrado. Cuando reconoces el sentimiento y lo aceptas, es allí, justo allí, cuando ese garabato se convierte en una obra de arte.

Y es, cuando logras ver esa obra de arte, que aceptas y comienzas a vivir todo lo maravilloso que puede representar en sí.  Es mágica.  Es única. Es amor.

Todo lo que nos rodea, es amor. Y nos hace felices. Simple.

Reconoce y acepta. Ama.

- Describiendo lo indescriptible -

 Si pudieras describir el amor, ¿cómo lo describirías?  

Sería como un torbellino de emociones que te causan inquietud y que te suben el ánimo de tal manera que te vuelven activo, con ganas de hacer muchas cosas, de mantenerte ocupado y con ganas de no perderte un segundo de vida; o, por el contrario, sería un calmante que te provoca paz, que te mantiene en un ámbito de quietud, de serenidad, de alianza contigo mismo y con tu pareja, donde lo que quieres es compartir y pasar el tiempo acompañado en total tranquilidad.

¿Qué es el amor?  ¿Cómo identificas que estás enamorado?

Son muchas las preguntas, pocas las respuestas y un sin fin de emociones involucradas que, incluso, muchas veces, da miedo preguntarse, responderse e, incluso, sentir.  

¿Nos amamos? Perdamos o ganemos, pero sintamos...arriesguemos, es lo que vale la pena vivir.

- El capitán de mi barco, se lanzó-

 No sé qué hacer con este vacío que siento.  La ansiedad y la depresión me están aturdiendo. Mi cabeza ya se cansó de pensar. Mi corazón tiene miedo de sentir.  No sé si reír o ponerme a llorar.  No sé si enfocarme en el hoy, en el después....pero ¿cuál después? si no sé ni dónde estoy parada hoy.

Dejaste el timón del barco, te lanzaste al vacío y me quedé allí, sin saber qué hacer.  Estoy sola en este barco sin destino pidiendo que llegue a algún muelle y se ancle, porque no soy capaz de guiarlo. No soy capaz de tomar las riendas y llevarlo.

Y no quiero dejarte allí, no puedo verte hundido. Tengo que guiar este barco hacia algún lado...o ¿me lanzo contigo? 

Y ¿si nos hundimos, qué pasará?... ¿saldremos a flote? Juntos, solos, vivos y a qué ritmo... 

En este momento, solo sé que mi barco necesita a su capitán y que su capitán está luchando por salvarse y que yo, estoy luchando por tratar de salvarme y salvarnos.  ¿Cuánto tiempo? me estoy ahogando....

- Suelto -

Quiero contarte algo. 

A veces, queremos jugar un papel que no nos corresponde.  Nos enfocamos en los "temas" de las demás personas para olvidarnos de los propios, porque "qué hueva" seguir tratando de resolver la vida propia y no lograrlo. Frustrarnos en el intento. 

Todo el tiempo, juego un papel del que ya estoy cansándome.  Trato de ser y estar para todos y todas.  Pero ahora estoy en un punto donde necesito estar para mí, solo para mí.  Necesito pulirme, brillar y fortalecerme.  Estoy en un momento existencial donde por un rato soy feliz, muy feliz y, de pronto, algo pasa y duele mi corazón.  

¿Será cierto que merezco ser feliz?  SÍ

Merezco ser feliz, merezco ser amada, merezco ser exitosa, merezco sentirme mujer, merezco SER con todo lo que eso implique.  ME LO MEREZCO.

Así que, lo siento. No te puedo salvar. No me corresponde. Solo me queda esperar y confiar en ti, en ese ser maravilloso que eres. Confiar en la sabiduría del universo y la naturaleza. Solo me queda tratar de seguir siendo luz y seguir dando amor, darte amor. Confío en tus decisiones. Confío en tu capacidad. Confío en ti. 

Y también: CONFÍO EN MÍ.

¡La Navidad! qué época tan misteriosa...

¡La Navidad!  qué época tan misteriosa...

Siempre, desde que tengo memoria, he querido pasar una Navidad tranquila y en paz, de esas que llenan a todos con su "espíritu navideño", pero a mis 41 años, aún no sé qué es eso.

Este año, me di cuenta que, si antes, con la presencia de mi papá, me era difícil el día y la celebración de la "Navidad", ahora, con su ausencia, me es aún más.  

Mi nivel de tolerancia y empatía hacia todos, se convierte en una mecha tan corta que anhela prenderse en el primer intento y estallar.  Estallo con todo y todos a cada rato.  Me enoja el más mínimo comentario o acción. No puedo manejar mis emociones.  Y sufro, sufro muchísimo por dentro y no sé qué hacer conmigo, porque no sé si mi forma de pensar, ver y sentir están incorrectas o no.  

Me equivoco, como todos.  Pero creo que trato de ir acorde al significado de la "Navidad" durante todo el año, no solo en una época, o en una fecha como tal. Trato y consigo dar amor todos los días, de dar las gracias o ser agradecida todos los días.  De cuidar de los míos, todos los días.  Y digo "trato", porque a veces fallo, pero lo intento los 365 días, no solo durante la "época de dar amor y estar en paz".  

Así que, ¡Qué les dure su espíritu navideño y qué pasen una feliz Navidad!