como quien pierde las llaves, o pierde la alegría,
así de fácil y así de simple, por más que me busco,
sigo perdida.
Los árboles tan altos y bien sembrados,
la luna anunciando la llegada de la noche,
los grillos despidiendo el día.
Poco a poco, las luces comienzan a verse,
una por aquí, otra por allá, bailando a un compás
que solo las luciérnagas entenderían.
En el fondo, un sonido abundante de agua que corría,
el sonido de una catarata quizás,
desearía compañía.
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